El ayuntamiento de Melilla, en el año 1991 se planteo la resolución del problema de los residuos que se generaban en la Ciudad de Melilla de una forma eficaz y respetuosa con el medio ambiente.
El diseño del sistema debía considerar las características particulares de la Ciudad de Melilla. El territorio de la ciudad es muy pequeño, factor que unido a su población elevada da lugar a una densidad de población elevada: en algo mas de 12 Km² viven unas 80.000 personas, es decir aproximadamente 6.700 habitantes por Km².
Esta densidad y su virtual situación de aislamiento configuraban una situación especial que requeria soluciones eficientes y con el mínimo uso de suelo posible. Otro dato importante a tener en cuenta era la tasa de generación de residuos, la cual era del orden de 1 Kg./habitante/día, lo que indicaba un nivel de vida medio de la población. Como toda aglomeración urbana la generación de residuos y su tratamiento, se presentaba como un problema tanto de gestión como técnico.
En Melilla, debido a sus características, era necesario tratar las siguientes cantidades de residuos de forma integral:
Residuos sólidos urbanos |
29.000 t/año |
Residuos sanitarios |
220 t/año |
Aceites usados |
228 t/año |
Muebles viejos |
10 t/año |
Neumáticos usados |
600 t/año |
Para realizar el tratamiento integral de los residuos descritos en Melilla existian soluciones eficientes y seguras, ampliamente experimentadas y con resultados medioambientales de alta calidad.
Un análisis de las técnicas disponibles de tratamiento permitió eliminar las inviables de una forma clara.
Así, la producción de compost no podía resolver el problema global que se trasladaría al tratamiento del rechazo en vertedero, esto a pesar de las virtudes medio ambientales de la recuperación de materiales que esta técnica permite. Económicamente el coste de trasladar a la Península los productos recuperados para su reingreso en el ciclo económico hace inviable el tratamiento. Los residuos sanitarios y los aceites tampoco quedan cubiertos por esta técnica.
La utilización de técnicas de vertido en masa eran y son totalmente inviable debido a la falta de terrenos disponibles y el volumen de residuos que se generan en la ciudad.
Las técnicas de minimizacion de residuos y de recogida selectiva de sus residuos permiten reducir el flujo de materiales a tratar, sin embargo, aun soportando el elevado coste económico que representa su aplicación intensiva, son técnicamente incapaces de afrontar un tratamiento integral de los residuos, tal como el que la Ciudad de Melilla necesitaba.
En consecuencia la técnica elegida fue la de incineración, ya que permite tratar todo el flujo de residuos, obteniendo grandes ventajas de entre las cuales se pueden citar:
- Creación de un centro de tratamiento único para todo tipo de residuos (excepto industriales o especiales)
- La situación de la técnica permitia mantener de forma continuada un nivel de calidad medio ambiental muy elevado con total seguridad.
- La reducción del volumen de los residuos alcanza valores del 90%, facilitando enormemente el tratamiento de las escorias en vertedero. Dado el carácter inerte de las escorias es posible su uso en obras publicas como relleno y subbases, lo que puede llegar a hacer innecesario su vertido.
- La Planta Incineradora permite producir una apreciable cantidad de energía eléctrica, cuyo uso en la red publica permite reducir el consumo de combustible fósil en la generación eléctrica. Alternativamente la combinación de energía eléctrica y térmica que produce la Planta Incineradora puede emplearse en otros proyectos sociales o industriales de interés para la ciudad.
Esta decisión se materializó en unas instalaciones modernas y eficaces, que utilizan técnicas avanzadas y probadas en muchas otras instalaciones de incineración en funcionamiento satisfactorio en Europa.
Para llevar a cabo la construcción y explotación de la Planta Incineradora, el 22 de Julio de 1993 se constituye la sociedad Residuos de Melilla, S.A. (REMESA).
La sociedad es titular de la concesión para la construcción, puesta en marcha y operación de la Planta Incineradora de Residuos, otorgada por el Ayuntamiento de Melilla el 21 de Julio de 1993. La Ciudad Autónoma de Melilla y la Empresa para la Gestión de Residuos Industriales (EMGRISA), participan en un 50% respectivamente en el capital social de REMESA.